Con la expresión de mucho ruido y pocas nueces se quiere hacer notar que, a pesar de haber un gran alboroto o revolución, al final no hay ningún resultado real ni positivo, se hace mucho ruido pero al final no se hace nada, todo es artificio.
Es como cuando un político hace una gran campaña electoral con multitud de promesas y propuestas pero que, cuando llega la hora de la verdad, no hace nada de nada. Es cuando hay mucho “bla bla bla” pero poca acción. Como en el efecto 2000, que parecía que al llegar el fin del segundo milenio se iba a acabar el mundo y al final lo único que ocurrió es que algunos vídeos decían que era lunes cuando estábamos en jueves. O como cuando en un partido de fútbol hay un jugador que hace muchas filigranas (muchas piruetas, mucho jogo bonito) pero a la hora de la verdad no marca ningún gol. Pues eso, mucho ruido y pocas nueces.
Es como cuando un político hace una gran campaña electoral con multitud de promesas y propuestas pero que, cuando llega la hora de la verdad, no hace nada de nada. Es cuando hay mucho “bla bla bla” pero poca acción. Como en el efecto 2000, que parecía que al llegar el fin del segundo milenio se iba a acabar el mundo y al final lo único que ocurrió es que algunos vídeos decían que era lunes cuando estábamos en jueves. O como cuando en un partido de fútbol hay un jugador que hace muchas filigranas (muchas piruetas, mucho jogo bonito) pero a la hora de la verdad no marca ningún gol. Pues eso, mucho ruido y pocas nueces.
La comedia romántica escrita por William Shakespeare titulada 'Much a do about nothing' que fue estrenada a finales del s.XVI pasó a ser titulada Mucho ruido pocas nueces.
No es muy segura la procedencia del dicho, aunque circula por España una anécdota que podría explicar el origen.
En el año 1597, las tropas españolas tomaron la ciudad de Amiens gracias a una estrategia del capitán Hernán Tello de Portocarrera, quien vistió a 16 soldados -que sabían francés- de labradores. Tras darles sacos de nueves, cestos de manzanas y un carro de heno, los hombres entraron en la ciudad y uno de ellos dejó caer un saco de nueces. Este gesto sirvió como distracción para los soldados galos, que se agacharon a recogerlas y quedaron así indefensos ante el ataque de las tropas españolas. De esta forma los españoles conquistaron la ciudad, aunque posteriormente fue recuperada por los franceses : Mucho ruido pocas nueces
No es muy segura la procedencia del dicho, aunque circula por España una anécdota que podría explicar el origen.
En el año 1597, las tropas españolas tomaron la ciudad de Amiens gracias a una estrategia del capitán Hernán Tello de Portocarrera, quien vistió a 16 soldados -que sabían francés- de labradores. Tras darles sacos de nueves, cestos de manzanas y un carro de heno, los hombres entraron en la ciudad y uno de ellos dejó caer un saco de nueces. Este gesto sirvió como distracción para los soldados galos, que se agacharon a recogerlas y quedaron así indefensos ante el ataque de las tropas españolas. De esta forma los españoles conquistaron la ciudad, aunque posteriormente fue recuperada por los franceses : Mucho ruido pocas nueces